Naučme se společně: Podpora ukrajinských občanů
formou celoživotního vzdělávání
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2024-1-CZ01-KA122-ADU-000202701
Durante mi estancia en Málaga, en el marco de un proyecto centrado en el apoyo digital a refugiados y migrantes, tuve la oportunidad de sumergirme en un tema muy actual y, al mismo tiempo, sensible: cómo facilitar la integración de las personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares en el mundo digital. En una época en la que la mayoría de las actividades cotidianas se trasladan al entorno online, la capacidad de orientarse en las herramientas digitales es clave. Sin embargo, para los refugiados y migrantes, este mundo puede ser completamente desconocido e incluso intimidante.
Participé en varias actividades y talleres que me permitieron comprender cómo se aborda en España la enseñanza de habilidades digitales a este grupo vulnerable. Ya solo el conocimiento de la metodología y la estructura de los cursos fue muy enriquecedor. Especialmente valioso fue un taller práctico en el que simulamos una situación en la que una persona sin conocimientos del idioma intentaba buscar información importante en internet. En ese momento comprendí plenamente cómo habilidades que para nosotros son obvias pueden representar un desafío insuperable para otros.
Otro aporte muy importante fue mi visita a la organización Ekip Europa. Tuve la oportunidad de observar el funcionamiento interno del centro: desde la planificación de las clases, la preparación de materiales educativos hasta la provisión de equipos técnicos, que a menudo provienen de donaciones o del apoyo de autoridades locales y empresas privadas. La enseñanza aquí no se limita a aprender a usar una computadora o enviar un correo electrónico. Es un proceso complejo destinado a fortalecer la autoestima, la independencia y la capacidad de participar en la vida cotidiana. Me llamó especialmente la atención el enfoque que vinculaba la enseñanza técnica con situaciones reales del día a día.
También visitamos centros en Córdoba, donde me marcó especialmente un momento en una clase para refugiados. Había un hombre ucraniano que, por casualidad, conocía a una de nuestras compañeras del grupo. Fue increíblemente conmovedor ver su reencuentro: dos personas que alguna vez fueron vecinas, se encontraron después de años y miles de kilómetros, en un país extranjero, en una clase llena de personas con historias similares. Ese momento quedó profundamente grabado en mi memoria como un símbolo de humanidad y esperanza.
Durante el programa no solo observé, sino que también participé activamente. En actividades con niños y adolescentes, probé el papel de formador y de participante. Trabajar con diferentes grupos de edad me enseñó la importancia de la paciencia, la empatía y la adaptación del contenido a las necesidades de cada persona. Al mismo tiempo, esta experiencia me mostró cuán diversas pueden ser las habilidades digitales incluso entre personas de la misma edad, y que la clave del éxito es la flexibilidad y un enfoque humano.
Qué me aportó esta experiencia a nivel personal? Sobre todo, una comprensión más profunda de que detrás de cada persona que huye de su país hay una historia. Que no existe una receta universal para ayudar, pero que vale la pena ayudar a una sola persona concreta, si realmente quiere esa ayuda. También aprendí que la calidad de la ayuda no depende únicamente de los sistemas y proyectos, sino sobre todo de las personas que se dedican a ello con el corazón, muchas veces más allá de sus responsabilidades laborales.
Para mi organización de envío, esta movilidad fue beneficiosa en muchos aspectos. Aprendí nuevas formas de comunicación incluso con barreras lingüísticas, obtuve inspiración sobre dónde buscar recursos para adquirir tecnología y cómo trabajar con personas que apenas están empezando a familiarizarse con el ratón o una pantalla táctil. Creo que estos conocimientos los podré compartir y aplicar en mi trabajo diario y en un contexto comunitario más amplio.
Esta experiencia me ha impactado profundamente tanto a nivel profesional como personal. Me recordó lo importante que es no olvidar la empatía, la humildad y la capacidad de ver el mundo a través de los ojos de quienes no han tenido tanta suerte en la vida.